En innumerables outfits el recurso de hacer converger dos colores de naturaleza cromática distinta es una gran idea para lucir elegante y moderna.
Sabemos que en el caso del color negro se tienen posibilidades casi infinitas, gracias a su neutralidad, discreción y en general, el carácter estándar que tiene dentro de la moda. El color dorado, por su parte, ostenta una elegancia particularmente llamativa.
Es por eso que para incluirlo dentro de tu look hay que prestar un poco de cuidado en no caer en lucir muy pretenciosa. La joyería dorada, por ejemplo, luce genial cuando es discreta, ya que su brillo es suficiente para ornamentar.
Cuando el color dorado y el negro se combinan en un atuendo se logra un equilibrio adecuado y de buen gusto, oportuno para ocasiones nocturnas y/o de gala. Un ejemplo de este estilo es el exitoso vestido Marchesa que se aprecia en medio de la fotografía. Por si sola, la parte base de textura cacariza, luciría sencilla pero tal vez insuficiente. Con la segunda pieza color negra y translúcida se le da un giro sumamente benéfico a la prenda.
En joyería, el color dorado puede emplear el efecto de oxidado, es decir, añadir detalles en color negro, lo que las hace lucir más bohemias e incluso genuinas.
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