Es difícil para una mujer profesionista cuidar su hogar y su trabajo. Tenemos que enfrentar las presiones, el aumento de las responsabilidades y las expectativas que hay en la familia. Muchas de nosotras tal vez lleguemos a pensar que no es buena@ idea seguir trabajando, sacrificando a la familia y tu vida marital. Pero al mismo tiempo, también tememos que si dejamos de trabajar perderemos nuestra individualidad y libertad. Sin embargo, la decisión final es nuestra. Aquí algunas vivencias que te ayudarán a escoger entre tu carrera, tu familia o la opción que incluye ambos.
Smita, ama de casa, dice: "Yo era profesora antes del matrimonio, pero después de que nació nuestro hijo, Rohan, tuve que renunciar a mi carrera. Se hace difícil trabajar y al mismo tiempo cuidar de la casa. Mis suegros se alojaban en Nagpur y yo no tenía a nadie que me ayudara, así que tuve que dejar de trabajar. Alguien tiene que sacrificarse por el bienestar de la familia. Alguien tenía que cuidar de Rohan. Pero me siento feliz y no me arrepiento de haber dejado mi trabajo cuando miro a Rohan. "
Supriya Kapil, gerente de banco, dice: "Nunca he tenido problemas para hacer frente a la vida familiar y laboral. Fue difícil al principio, tuve algunos problemas, pero tanto mi marido y yo tomamos las mismas responsabilidades y lo resolvimos. En la vida actual no es imposible trabajar, cuidar niños y limpiar la casa. Para que mi hijo tenga el futuro y la educación que deseamos, tenemos que trabajar duro, y dejar nuestro empleo no es solución. Uno tiene que encontrar la manera de cuidar ambas cosas, trabajo y familia. Tiene que ser un esfuerzo conjunto."
Kimaya, periodista, dice: "Mi marido y suegros me apoyaron y me dieron libertad absoluta. Nunca pensé en dejar mi empleo y ni siquiera sentí que debía hacerlo cuando tuvimos a nuestra niña. Pero cuando su maestra llamó y se nos informó que ella tenía problemas con sus estudios, me preocupé. Por primera vez sentí que no estaba cumpliendo con mi deber. Yo no podía dejar a mi hija con los demás pensando que se harían cargo de ella, cuando soy yo quien debería estar ahí para educarla. ¿No es mi primera responsabilidad? Y fue entonces cuando dejé mi trabajo, y no me arrepiento ".
Jessica, esteticista, dice: "Cuando mi hija era pequeña yo tenía dificultades para manejar mi trabajo y tuve que dejarlo por un tiempo. Empezó a ir a la escuela; yo la dejaba en la guardería y mi marido pasaba a recogerla en el camino de regreso. A pesar de que es difícil gestionar la carrera y el matrimonio, uno tiene que tratar de salir adelante con ambas cosas. "
Por lo tanto, después de todo es una decisión de una como mujer. Si piensas que tu familia, tu matrimonio y tu hijo te necesitan, y/o que el trabajo podría dañarlos, entonces es válido dejar tu puesto, temporal o permanentemente. Pero si consideras que tienes suficiente apoyo, alguien que pueda ayudarte en la labor de crianza sin que tu matrimonio se vaya por la vía del desastre, es válido seguir laborando y aportando recursos al hogar. Lo más importante que debes recordar es que finalmente es tu decisión, y de nadie más.
fuente confesionesdesofia.com
foto ieco.clarin.com
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